verdad del lat. verĭtas, -ātis.
Acepción RAE
3. f. Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna
La verdad os hará libres
Creo que la inmensa mayoría de los seres humanos, en algún momento de nuestras vidas, por fortuna, de una u otra manera, nos hemos planteado esa realidad tan profunda a la que llamamos «Verdad».
Recuerdo que siendo muy joven, gustaba de ir a la Iglesia cuando no había oficios y disfrutar de esa soledad elegida que sólo conseguía, al menos por aquel entonces, en aquel lugar.
Allí fue durante por mucho tiempo, donde me resultó más fácil la tarea de conectar, o al menos intentarlo, con ese «algo más» que yo intuía que debiera existir y, desde allí, fue donde se inició mi búsqueda hacia la Verdad.
«Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres»
Evangelio de Juan 8:31
Sentado en aquellos bancos de madera rancia, entre el crujir que marcaba su antigüedad en aquel lugar, perdía la mirada y, algunas veces, mientras esperaba mis respuestas, sentía el anhelo de muchas almas que antes que yo, ya habían igualmente esperado, cada una de ellas, lo que hubiera deseado alcanzar.
Y abrazado entonces a la realidad de la Consciencia Crística, escudriñaba en mi mente intentando discernir dónde estaba la auténtica verdad.
Y puedo decir que todo aquello, mis oraciones, mis conversaciones con el más allá, mi voluntad de alcanzar la santidad —que también la hubo y que algo quedó y que tanto me marcó— eran lo que conformaban e irían forjando la verdad o, más bien, mi verdad.

La verdad existe
La verdad existe en cuanto que, ya no sólo es que encontremos tantas verdades como seres pensantes, si no que podrían haber infinitas verdades, todas tan válidas como la tuya o como la mía; y a la vez, tantas verdades como realidades pudieran existir.
Si te mantienes enfocado hacia un lugar, viendo lo que sea que veas, esa será tu realidad y, por tanto, tu verdad. Si cambias el enfoque hacia un espacio distinto, verás algo diferente y también, sea lo que sea que veas, igualmente será verdad e, incluso, sin necesidad de que el anterior enfoque deje de serlo, ni de que esa realidad quede anulada.
Esa es la verdad de cada cual, la verdad individual, o al menos una de ellas.
La «Gran Verdad» también existe
La Gran Verdad existe. Y es desde mi verdad, claro está, desde donde llego a esta conclusión.
La Verdad existe, como existe el Todo. La Verdad existe porque es el Todo, el Absoluto quien la contiene, aunque ciertamente, desde nuestra condición de seres humanos, invitados a transitar por esta vida, en esta dimensión, no estaremos en condición de alcanzarla en su totalidad. Sólo cuando se alcanza al Todo, se llega a la Verdad.
La Gran Verdad es el Absoluto y el Absoluto todo lo contiene y todo lo contempla. La Verdad existe desde el momento en que tú estás y eres parte del Todo. Nada puede haber fuera del Todo y el Todo no podría ser sin alguna de sus partes.
No tratemos de darle forma a la Verdad; no tratemos de definir al Absoluto. No tenemos capacidad para ello y sólo alcanzaríamos para desvirtuar el concepto que, sin dejar de serlo, ya no sería lo que es. Y por muchos esfuerzos que hagamos, cada intento de definir la Verdad, no dejaría de ser tan sólo una proyección de nuestra verdad, por lo que Mejor, por ahora, conformémonos con saber que está.

Y no es cuestión ni motivo de desánimo.
Con todo, tal vez nos convenga no olvidar:
“El que busca no debe dejar de buscar hasta que no haya encontrado. Y cuando encuentre, quedará perturbado; y tras su perturbación , se asombrará y reinará sobre todo el universo”
Evangelio Gnóstico de Tomás
Y todo sucederá como debiera haber sucedido.



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